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APRENDER A LIDERAR COMO APRENDIMOS A CAMINAR (Sin manual, sin miedo… y con varias caídas en el camino)

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¿Recuerdas cómo aprendiste a caminar? Probablemente no.

Nadie lo recuerda muy bien, pero todos lo hicimos igual: probando, cayendo, riendo, llorando un poco… y volviendo a intentarlo.

Y lo más curioso es que nadie nos dio un curso de: “CAMINAR PARA PRINCIPIANTES”, ni un webinar de: “CÓMO MANTENER EL EQUILIBRIO EN 5 PASOS”.

Lo aprendimos de la forma más natural posible: observando, practicando y confiando en que podíamos hacerlo.

Ahora, ¿por qué cuando llegamos al mundo de los negocios, del liderazgo o de los equipos, se nos olvida eso?

De pronto queremos que todo salga perfecto desde el primer intento.

Nos aterra equivocarnos, pedimos permiso para experimentar, y nos frustramos si “no caminamos bien a la primera”.

Eso no es liderazgo… es rigidez con corbata.

--La etapa de gateo: cuando nadie sabe qué está haciendo (y está bien)

Todo proyecto, empresa o equipo nuevo empieza igual que un bebé gateando:

avanzamos despacio, exploramos el terreno, nos damos algunos golpes con las esquinas… y de vez en cuando nos metemos cosas que no deberíamos a la boca (ideas, proyectos, modas empresariales, ya te la sabes).

Pero ahí está la magia: ese gateo es aprendizaje puro.

Nadie te juzga por no correr todavía.  Estás entendiendo cómo funciona el entorno, cómo coordinar tus movimientos, cómo equilibrarte.

En los equipos, esa etapa de “gateo organizacional” es fundamental.

Es cuando probamos roles, exploramos dinámicas, y aprendemos —a veces por accidente— lo que sí y lo que no funciona.

El problema es que muchos líderes se desesperan.

Quieren que el equipo camine antes de aprender a gatear.

Y cuando no sale bien, lo interpretan como fracaso, en lugar de verlo como proceso natural de aprendizaje.

--La etapa de caminar: cuando el equilibrio se convierte en liderazgo

Después de varios tropiezos, algo mágico ocurre: te levantas, das dos pasos tambaleantes… y sientes esa mezcla entre miedo y orgullo.

Esa sensación de “¡mira, estoy caminando!”

En el liderazgo pasa igual. Un día te das cuenta de que ya no necesitas controlar cada detalle. Empiezas a confiar en tu intuición, a escuchar más, a caer menos y a disfrutar el movimiento.

Claro, todavía tropiezas de vez en cuando. Pero ya no te asusta, porque sabes que el aprendizaje no se pierde: cada caída mejora tu equilibrio.

Un buen líder no es el que nunca cae. Es el que aprendió a caer sin perder la confianza en su paso.

--La etapa de correr: cuando el equipo fluye

Cuando un niño empieza a correr, nadie lo detiene. Corre sin miedo, sin técnica, sin plan… pero con una sonrisa que vale oro.

Así se siente un equipo maduro: ya tiene confianza, ritmo y coordinación.

No necesita instrucciones detalladas, porque ha desarrollado aprendizaje natural.

En los negocios, ese tipo de equipos son los que aprenden mientras avanzan.

No esperan tener todo claro para moverse. Experimentan, comparten lo aprendido y lo aplican, corrigen y siguen adelante.

Y eso es exactamente lo que diferencia a una organización “reactiva” de una “inteligente”: la primera busca manuales; la segunda se atreve a aprender mientras camina.

--Aprender de manera natural es volver a confiar en lo humano

Aprender naturalmente no significa improvisar sin sentido.

Significa volver a confiar en la capacidad innata que tenemos para adaptarnos, explorar y mejorar. En el mundo del coaching, decimos que el aprendizaje real ocurre cuando el error se convierte en retroalimentación, no en fracaso.

Y en los negocios, eso se traduce así:

* Un error no es un fracaso, es una versión beta.

* Una reunión confusa no es pérdida de tiempo, es exploración de terreno.

Una diferencia entre compañeros no es un problema, es afinación de ritmo.*

Aprender de forma natural es liderar con curiosidad. Y eso, curiosamente, es lo más profesional que puede hacer un líder.

--Nadie corrió un maratón sin caerse antes

Si pudiéramos hablar con nuestro “yo bebé”, probablemente nos diría algo como:

> “Tranquilo, vas a caer mil veces. Pero después, vas a caminar sin pensarlo, y hasta vas a saltar y correr...”

Y quizá ese sea el mejor consejo para cualquier líder, emprendedor o empresario hoy:

 Deja de intentar correr con miedo. Empieza a aprender con confianza.

Porque el verdadero crecimiento —en la vida, en los negocios y en los equipos— no se trata de no caer… sino de seguir aprendiendo, naturalmente.

(Y sí, también de tener un buen casco emocional para los golpes).

 
 
 

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